El espacio y el tiempo, como todo, son resultado de una descarga eléctrica. Existimos en una escala atómica, o de unidades infinitesimales. Y aún así, estamos obligados a un instante de conciencia, el instinto de que existimos se refleja en el conjunto, la civilización, la red arácnida que nos clava al momento de nuestra muerte, pero al mismo tiempo, el conjunto de estrellas que nos obliga a existir, a mantener un orden. La relación cultura- progreso, el conjunto de valores impuestos, son un calmante de angustia, la angustia de chocar contra una pared inevitablemente. Presión contra acción. La semántica dual. Estallamos con la fuerza del universo, nuestra lógica como conjunto es la lógica del combustible. Frente al tiempo somos comburente, frente al espacio somos fuerza. Cada estado de la sustancia es resultado del pensamiento y el pensamiento es un capricho de nuestras neuronas al besarse. El lenguaje, es decir, el código que identifica patrones iguales en la armonía del caos, resulta de la trayectoria de la luz, en un patrón atemporal, a lo largo del universo. La estática. El baso comunicante de todas las cosas existentes y no existentes. Sin la disposición del espacio, nuestros cuerpos se secarían, la sangre coagularía en la corteza terrestre y el cielo sería un plato de ensalada. Esto quiere decir, que todo azar es un intestino grueso. El ruido es una armonía excitada o discontinua, pero a través del ruido el universo se mantiene en expansión constante, porque el ruido se traduce en fricción. Sin ruido el sonido de la materia negra, que es en sí, un espacio vacío lleno de energía primitiva, sería un gluuuuuuuuuuuccc. Ahora bien, el tiempo es espacio, como el espacio es una necesidad de distancia. Y la conciliación diferencial es la línea que se curva bajo tensión. El instante en que se escucha el ZZZZZUUUUUUHM de los números. El alter ego de las frecuencias y a la vez, las frecuencias en su punto de muerte. Una aceleración tal que es invisible aún para el quantum, y el espectro que habita por debajo del quantum como un abismo de niebla. No se puede hablar de una totalidad tempo-espacial, como no se puede hablar de un origen o un fin, un antes o un después, pero sí existe la cifra absoluta. El máximo exponente que no se puede expresar en dígitos sino en un solo signo secreto. Dios no existe sino como eslabón visible de este Enigma. La relatividad del conformismo es la misma relatividad de la rebeldía, pero en ambos relativismos se esconde una variable de indiferencia, o de ignorancia. La totalidad de los estados, de las magnitudes, de las cualidades, de las cantidades, no está en la lógica abstracta, sino en la quemadura del electrón. Y al mismo tiempo, toda ausencia, todo rezago, toda imposibilidad, es una superioridad, pero toda superioridad es carencia de altura, o más bien, es reposo. Los cuerpos orgánicos o la Dimensión 1 del ritmo absoluto, son obstrucciones del estado mínimo o Estado Zero. No obstante, la Dimensión N, asume cualquier cambio como una invariable, puesto que, como se dijo anteriormente, la situación es relativa al instante, y el instante es una ceguera involuntaria. Toda continuidad es una contrariedad que se equilibra en su transcurso substancial.
Septiembre 23, 1929.
Z. U. H. M
(Texto hallado, según se sabe en Egipto a principios del siglo XX, su hallazgo se mantuvo en secreto, sin embargo, hasta principios de este milenio, pues, se piensa, su valor es fundamental en cuanto al desarrollo de la ciencia, y es sustento, muy primitivamente de lo que desarrollaría Einstein con el nombre de Teoría de la relatividad.)