07 febrero 2009

Oda a Yaku Grande


Llueve fogosamente sobre el impasible bosque que reverdece.
Arreciantes melodías fluyen sin cesar al borde de las superficies. Eligen las aves acrecentar sus trinos sobre las copas de los árboles y beber del cielo; el cromático plumaje empapa su veloz fianza y vuelan en el fluido océano del aire; los nidos humedecen el ojo multicolor del exacto crecer de los pichones; del manantial brotan caudales transparentes que cercenan azules, con diminutas perlas al reflejar el brillo de las fuentes de agua.
El río con rítmica danza, diseña la orogenia vital de infinitud de seres que pululan sus orillas; su caudal dibuja ensueños, marca barreras y montañas, inunda el espacio de escampadas en las noches acumuladas de violines alados. Tibias olas cantan silenciosas loas al fluido vital de la selva.
En la impenetrable magnitud de caudales infinitos, órganos de perfección absoluta se suceden en la rítmica cadena de inmemorables parentescos.
La tierra, en espeso latir intemporal, recoge con serena solidez reverberante: el trueno, los claroscuros despertares del horizonte; la mañana acaricia el torrente lúdico y el río-madre lame el limo en lecho original de donde brotan peces, algas de diminuta efervescencia, quedas mariposas esparciendo su sombra sobre el agua.
Exclama la irradiación fulgurante de jades y esmeraldas en la extensión de su límpido espejo.
Un inalcanzable Arco Iris refleja pirámides de hojarasca que el ventisco suspirar del día amansa y mueve, adornase sin cesar el manto lujurioso de verdura, surcado de agitadas aguas ocres, serpenteantes. La escama de diversidad detonante crea abundantes racimos de trinos y piares, gritos musicales, cantos deseosos, cortejos coloreados de esperanza y cópula.
Cascadas que al mundo alimenta del placer contemplativo.
El sereno brinda sol que los reptiles aman. El germen se apresta a servirse de luz y la plántula aparece frágil, siempre fresca, anunciando dulce cría. Todo nace y se entremezcla, todo vuelve a nacer, muere y regresa, cambia y retorna; la vida omnipresente compone una gran sinfonía: lumínicos insectos, en la oscuridad, los croares guían; llueve otra vez y el río se inflama en la espesura, lleva piedras en su seno y las entrega afuera, dádiva de fuente, dulce saciar que o hombres y mujeres expía.
La selva en cielo abierto entreteje loas en ecos de oración que la creciente entona:
Yacu grande, río-padre, Amazonas poderoso, gran dios del tiempo que sin cesar avanza, fertilizador de tierras generosas, autor de inimaginables flores, de rojos manantiales, verdes ocasos, dulcísimos y abundantes frutos; padre y madre de los hijos de trueno, agua y ayahuasca, mágico extractor de incontables y benéficos zumos, benefactor de transparentes gentes que apaciguan la sed en tus orillas; acrecienta tu caudal y tu vivificante alivio, se más grande y torrentoso, vive, subsiste, fructifica y crece imponente y fiero, arrastra la pertinaz basura, desbórdate sin piedad sobre extractores, incendiarios, maquinaria de motosierreros…
¡Aúlla, gruñe, espanta!
Resurge feroz y límpido sobre la cruel catástrofe civilizadora.


De: Ricardo Torres Gavela
(mancha designada)

http://www.aruspice.org/

1 comentario:

drfloyd dijo...

hola, la musica del blog es una larga lista imposible de enumerar. Por ejemplo ahora la radio comienza con "Nico" de la velvet underground; luego esta Serge Gainsbourg, The cure, Liar...hay de todo, Joe Division, Gonzales y los asistentes, Young Gods, The Ex, Pink Floyd, etc.
No hay drama si quiere postearla; pues creo que se puede.